No importa cuál sea el tema, ni a cuánta gente representa la disputa.DISCUTIR
(Escrito por nuestro amigo Norberto López)No importan intenciones, métodos ni artilugios. Lo principal, lo valioso, lo trascendental es...discutir! La avidez por meterse en la grieta del error ajeno, sólo para justificar los propios, el apetito por señalar las falencias de los otros, resulta una plaga que palpita, crece y avanza al ritmo de celos y mediocridades.
¿Cuántas veces nos ha pasado en el chat?
¿Nos hemos dado cuenta de ello?... ¿Estuvimos conscientes de si nuestra discusión fue constructiva o ,por el contrario, sólo quisimos sacar "patente" de excelencia, para posicionarnos mejor en la sociedad virtual
donde nos sabemos mover?.Por eso quiero reflexionar sobre esta costumbre, en la que frecuentemente he caído, apreciada también por consumidores, que al final nos dejan consumidos.
- Veamos -dijo el profesor- ¿alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de "In" ?
- "Out" -respondió rápido un alumno.
- No es obligatorio pensar en inglés -dijo el profesor-. En español, lo contrario de "In" (prefijo negativo), suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba.
- Sí, ya sé. Insensato y sensato; indócil y dócil, ¿no?
- Parcialmente correcto. No olvide que lo contrario de invierno, no es vierno, sino verano.
Y así podemos seguir con ejemplos de discusión, que no sé adónde nos podrán conducir. Temas de controversia, no faltarán.
Esta costumbre de señalar errores, incitar a la polémica, destacar la luz sólo para remarcar las sombras, lejos de una actitud de elevación, resulta una muestra de incertidumbre, mezquindad y soberbia. Sólo depende de la
voluntad de enseñar o de destruir.Cada interlocutor es un potencial amigo, y cuántas veces hemos abortado una amistad con una discusión, muchas veces sin sentido, al sólo efecto de mejorarnos en el ranking de un canal, y ponernos las vestiduras de falsos custodios de "purezas falsas"...
Hoy me pregunto: ¿qué pasa con mis propios errores?... ¿Se pone el mismo énfasis para corregir, reparar, salvar situaciones ajenas, que en asumir y modificar las propias?...Qué sucede con la comprensión?... ¿Y nuestra
capacidad de escuchar?. Si no tenemos estas respuestas, no encontraremos el "modelo de excelencia" que consciente o inconscientemente buscamos.Me pregunto, cuál sería la resultante comunicacional, si esa misma energía se empleara en favor del crecimiento, la prosperidad y el talento. Tal vez sería más tranquila, más cordial y más plena en calidad de vida.
Como en tantos otros temas, el asunto camina por los senderos de la sinceridad y del respeto. Si las controversias, que sin duda estarán presentes en muchas conversaciones y que por otro lado es lógico que se
produzcan, dejan de lado su aspecto constructivo, sólo para mostrar que el tonto es el otro, y uno es el "verdadero dueño" de la "verdad verdadera", el discurso tal vez sea impecable, pero nos dejará vacíos.Beto 1999