TUS CINCO TORITOS NEGROS
(Aportación de nuestra amiga Leonor Segovia)
Escrito por el poeta Manuel Benitez Carrasco.
Barreras
le puse a mis ojos, para que nunca más volvieran a verte,
y
tus ojos me las rompieron!
Barreras
le puse a mi boca para que callara tu nombre, y tu boca las hizo polvo!
Barreras
puse a mi beso.... Tu boca les prendió fuego!
Barreras
puse a mis manos... Las volvió sombra inmensa tu pelo!
Y
para refrenar mi cuerpo, barreras puse de espinas, y las saltó por
encima
tu
cuerpo... Torito Negro....
Y luego,
monté mis ojos en un caballo de miedo...
Tus
ojos corriendo me perseguian, como dos toritos negros!
Y
luego metí mis manos en un embozo de fuego... Tu pelo me acorralaba
más y más,
¡igual
que un torito negro!
Y luego,
pegué mi boca contrá la cal de su encierro,
tu
boca me exitaba, tu boca me provocaba, igual que un torito negro!
Y luego,
mordí mi almohada fuertemente para poder contener mi apasionado
beso,
pero...
Tu beso se me insinuaba, igual que un torito negro!
Y después,
arañé mi carne de locura, tentación y deseo...
Y
tú cuerpo encandilado, mimbre, luna, bronce y fuego, en la oscuridad
de la noche
me
acechaba, igual que un torito negro!
El
aire de mi cuarto, estaba temblando con tu recuerdo. Cien caballos en mis
venas,
al
galope por todo mi cuerpo! Y yo... Jinete sin riendas, luchando inutilmente
por
detenerlos.
Cien
herreros en mi boca, fabricandome los besos! Y yo...Queriendo ser fragua
para
poder deshacerlos.
Cien
voces en mi garganta, gritando fuertemente: Que yo te quiero, que yo te
quiero!!!!!
Y
yo... Queriendo engañarme repitiendo:
NO
TE QUIERO, NO TE QUIERO, NO TE QUIERO, NO TE QUIERO!!!
Salí
a tomar aire al balcón, me tropecé con el cielo.
Aquel
cielo quieto y hondo, verde, blanco, azul y negro.
Igual
al de aquella noche que me salieron al paso tus cinco toritos negros.
Y me
acordé de aquel viento que jugaba cariñosamente con tu pelo,
como
al niñito que le gustan los caracolitos negros.
Y me
acordé de aquel rayo de luna, fino y torero,
que
puso dos banderillas de luz en tus lindos ojos negros.
Y me
acordé de aquel llanto, y de aquel intenso dolor
en
mis labios que nos quedó de aquel apasionado beso....
De
aquel dolor en los brazos y de aquel profundo dolor en los huesos....
Y
de aquella caracola que quedó dentro de mi pecho,
como
un mar de amor dormido que ocultaba muy dentro:
"Yo
te quiero"!
Y ya
nunca más monté mis ojos en un caballo de miedo,
y
ya no metí mis manos en un embozo de fuego, y ya no
pegué
mi boca contra la cal de su encierro, y ya no
mordí
mi almohada para poder contener mi beso, y ya no
arañé
mi carne de locura, tentación y deseo.
Y de
nuevo, aquel dolor de brazos, cintura y huesos!
Sin
poder contenerme, tuve que gritar: TE QUIERO!
Que
aunque no deba ...TE QUIERO!
Que
aunque no pueda...TE QUIERO!
Que
aunque seas ajeno... TE QUIERO!
y
aunque en cuna de tu casa, meciendo estés dos
pequeños,
y aunque nos pongan barreras de zarzamora y
sarmiento,
para que no puedan saltarlas tus cinco
toritos
negros:
Torito
Negro: Tus ojos
Torito
Negro: Tú pelo
Torito
Negro: Tú boca
Torito
Negro: Tú beso
Y el más negro de los cinco: Tu cuerpo, torito negro...
TE
QUISE SIEMPRE!
TE
QUISE!
TE
QUIERO SIEMPRE!
TE
QUIERO!! "