LO QUE PIENSA DIOS DE LAS MUJERES
(aportación de nuestra amiga Susana Vargas)

Cuando creé los cielos y la tierra les hablé de existir.
Cuando creé al hombre, lo formé y soplé vida en su ser.  Pero a ti, mujer,  te formé
después de haber soplado el aliento de vida al hombre porque tu  interior es muy
delicado.

Permití que un profundo sueño se apoderara de él  para poder crearte paciente y
perfectamente.

El hombre fue puesto a  dormir para que no interfiriera con la creatividad.

Te formé de un hueso. Elegí el hueso que protege  la vida del hombre.

Elegí  la costilla, que protege su corazón e interior y  lo yergue y apoya,
como  tú debes hacer.

Te formé a partir de este hueso.

Te moldeé. Te formé bella  y perfectamente.

Tus características son como las de la costilla, fuerte pero delicada y  frágil - Provees
protección para el órgano mas  delicado del hombre, su  corazón.

Su corazón es el centro de su ser, su  interior contiene el  aliento de vida. La caja
formada por la costilla  se quebrará antes de  permitir que se dañe el corazón.

Sostén al hombre como la caja de costillas sostiene al cuerpo.  No vienes de sus pies,
para estar por debajo de el, no fuiste tomada de su  cabeza, para estar por encima de él.

Fuiste tomada  de su costado, para  estar a su lado y ser mantenida muy cerca de él.

Eres mi ángel perfecto.

Eres mi pequeña niña preciosa. Has crecido para  ser una espléndida mujer  de excelencia,
y mis ojos se llenan cuando veo las  virtudes de tu corazón.

Tus ojos, no los cambies.

Tus labios, que adorables cuando dicen una plegaria.

Tu nariz, tan  perfecta en forma.

Tus manos, de tacto tan suave. He acariciado tu cara en tu sueño más  profundo; he
mantenido tu corazón cerca del mío.

Adán caminó conmigo en el frío del día y aún estaba solitario.  El no pudo  verme o tocarme,
sólo pudo sentirme.  Así que todo  lo que quise que Adán  compartiera y experimentara
conmigo, lo puse en ti.

Mi bendición, mi fortaleza, mi pureza, mi amor, mi protección y apoyo.

Eres especial porque como él, tu también eres una extensión de Mí.

El hombre representa mi imagen, la mujer mis emociones. Juntos ustedes representan la
totalidad de Dios.

Así que, Hombre:  trata bien a la mujer. Ámala, respétala, ella es frágil. Al herirla me hieres
a mí.  Lo que haces a ella me lo haces a mi. Al quebrarla a ella sólo dañas tu propio corazón,
el corazón de tu padre y el de su padre.

Mujer, apoya al hombre. En humildad, muéstrale el poder de la emoción, que  te he dado.
En suave quietud muéstrale tu  fortaleza.

En el amor, muéstrale  que eres la costilla que protege su interior.

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