TweetPOBRES, PERO JUNTOS
(Escrito por nuestra amiga Angélica García Schneider)Emita es una niña que proviene de una familia muy pobre. Ella no sabrá lo que es disfrutar de una rica cena de Nochebuena, ni sabrá de la alegría de abrir regalos, ni de adornar su casa con luces de colores, porque ni siquiera puede llamarse casa a ese montón de cartones y láminas de zinc, con las que su padre armó algo parecido a un cuarto. La desgracia los visitó este año, una fuerte tormenta arrasó con la casita en donde vivían y perdieron lo poco que tenían. Estuvieron viviendo en un refugio un tiempo, después su padre hizo lo que pudo con esos "materiales de emergencia", como él dice. Allí en ese cuartito, viven Emita, sus papás y sus tres hermanos. Pero Emita es feliz, su lema es: "Pobres, pero juntos". Y tiene razones para pensar así. Su padre, que hace trabajos esporádicos de jardinería en barrios acomodados y puede darse cuenta de muchas cosas sobre la vida de las personas, un día llegó diciendo:
- ¡Cómo me dan lástima los ricos! Creen que lo tienen todo porque tienen una casa llena de muebles elegantes y alfombras persas y cuadros caros en las paredes. Y también porque tienen carros y cuenta en el banco. Pero en todas las casas donde he trabajado, he notado una enorme pobreza...
- ¿Cómo que una enorme pobreza?- preguntó Emita.
- Sí hijita, una enorme pobreza en unión familiar. Cada quien anda por su lado, el marido ocupado en ganar millones, la mujer, aburrida porque no ve al marido, se la pasa en la calle, de compras o con sus amigas. Los hijos, abandonados, al cuidado de la niñera los más chicos y los más grandes, también en la calle, haciendo uso de todo lo que el dinero de papi puede comprar. Yo me preguntaba si serían felices así y me atreví a preguntarle a uno de los hijos del patrón, como de catorce años el chiquillo, le dije: "Patroncito, ¿y la Navidad la van a pasar aquí en la casa?"... Y me dijo: "Para nada, mis papis se van a París. A mi hermano y a mí, nos van a dejar dinero como para pasarla super padrísimo y mi hermano chico se va a quedar con mi abuela"... Yo me quedé pensando ¿para qué quieren una casa tan grande, llena de lujos, con sus muebles elegantes y sus alfombras persas si nunca están ahí? Pero peor que eso: ¿para qué forman una familia si nunca están juntos? Entonces, me sentí rico, pero rico de verdad, porque en esta vida hijita, lo que más vale es la unión familiar, como la que tenemos nosotros. Los muebles se acaban, las alfombras se acaban, los carros se acaban, ¡todo lo material se acaba!, igual que nos pasó a nosotros con la tormenta, pero el amor que yo te tengo nunca se va a acabar, ni el que le tengo a tu mamá y a tus hermanos. Y cuando uno quiere a alguien, necesita estar cerca de esa persona. Así que según lo que he visto, he sacado mis conclusiones: que esas personas de cuello parado, como la familia esa que te digo, son muy pobres, porque no quieren estar juntos. Les falta lo principal, amarse unos a otros, porque si se amaran, querrían estar juntos, digo yo...
- Sí, papá, es verdad. Yo los quiero mucho a mamá y a ti y también a mis hermanos, me daría mucha tristeza que nos separáramos. No podría ser feliz así. Prefiero que estemos en este cuartito tan feo que hiciste, pero juntos, papá.
- ¡Jajaja!- rió el papá de Emita- con que feo ¿eh? ¡jajaja!
Esa fue una lección enorme para Emita. Desde entonces aprendió a valorar lo que tiene y a no lamentarse por lo que perdieron. Su familia es muy unida y sabe que eso es un verdadero tesoro. Su padre es un hombre inculto, pero para ella es un sabio, porque le ha enseñado lo mejor de la vida. El dice que después de una tormenta siempre sale el sol, que hay que tener fe, porque sin fe, nada se puede. En esta Navidad no tendrán pavo, pero quizá alcance para un pollo y algunas papas que su mamá consigue a bajo precio en el mercado. No habrá pastel, pero quizá papá consiga bollos baratos del día anterior. No habrá un pino de Navidad, con esferas brillantes, pero sus hermanos adornaron el viejo árbol que está junto a la choza, con papeles de colores, ¡la imaginación de un niño lo puede todo!. No habrá regalos, pero no hace falta, se regalan amor, abrazos y sonrisas durante todo el año. No habrá una chimenea para calentarse, pero el fuego de sus corazones siempre está vivo. Su papá ha prometido conseguir ayuda para edificar una nueva casa el próximo año. Las cosas mejorarán. Así que no hay porqué estar tristes esta Navidad, porque la familia está unida y porque en medio de la miseria, siempre hay una luz de esperanza.
"Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4:12-13 NVI
Angélica García Sch.
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Pobres, pero juntos