NAVIDAD, HOY
(Escrito por nuestro amigo Luis García Alvarado)

Largo viaje mi niña pero no temas, yo estoy contigo, ellos pueden murmurar lo que quieran, no te abandonaré, no te daré la espalda, eres para mí una bendición del cielo, cuando él nazca mejorarán las cosas, tu sabes que cada niño trae el pan bajo el brazo. Ella besa sus manos en señal de gratitud, su rostro de niña sonríe con dulzura.

María Gabriela está incómoda en el estrecho asiento, hay protestas en la carretera, pasarán largas horas antes de reiniciar la marcha..., llegaron finalmente. Caramba que descuido no traje una linterna, quién para saber que llegaríamos tan tarde, bueno por lo menos es noche de luna y no está tan oscuro, eso sí a esta hora imposible encontrar canoa, habrá que esperar hasta mañana. ¿Dónde dormiremos?, yo creo que con esos dolores de vientre no es bueno que camines más.

Solloza muy despacito para no inquietarlo, no llores mi niña querida, mira que en el campo todavía hay gente buena, este corralito servirá para pasar la noche, sólo esperemos que no llueva no se ve muy resistente el techo de paja, menos mal que en esta época no hace tanto frío.

A pesar del cansancio por semejante experiencia, él está algo orgulloso. Increíble, jamás me hubiera imaginado que naciera justo aquí.  Qué hacemos ahora mi niña, debes descansar no creo que podamos tomar la canoa hoy. Está llorando mucho, debe tener hambre, buscaré algo de beber para que puedas alimentarte y alimentarlo.

No sabemos de donde salió tanta gente ni cómo se enteraron del bebé,  pero todos quisieron ayudar, cada quien trajo lo suyo y mira que nada nos faltó, parece que su llegada nos ha traído bendiciones.

José Miguel había olvidado el corazón generoso de la gente, ¡qué bueno fue venir!  allá nadie nos hubiera dado la mano o bueno quién sabe, me da la impresión que este niño tiene algo muy especial...

Un ligero rayo de luz ilumina el improvisado recinto, por último llegó gente de lugares remotos y tres hermanos que según dicen son de más allá de la frontera, con tanta confusión no se pudo saber bien el nombre de todos los que concurrieron.

En ese pesebre ha nacido la esperanza, revivirá el amor fraterno entre los humanos, se concentran allí los ideales de justicia e igualdad, morirán la angustia y el dolor, será el fin de la violencia, de la intolerancia, de la tiranía. Aquellas manos pequeñitas traerán para todos la bendición del cielo. Aprendamos a ver en todo niño que nos nace, el advenimiento de una buena nueva, la estrella de Belén brilla en cada uno de ellos, no podemos permitir que se opaque la intensidad de su luz, no los desamparemos, que no mueran de tristeza al venir a este mundo, que no los matemos antes de llegar, en ellos Cristo nace cada día, su mensaje y su palabra viven intensamente en quienes mantienen el corazón humilde y el alma generosa. Vivamos la Navidad con un auténtico sentido cristiano de solidaridad, alegría y amor al prójimo.