Hola Amiga: Ya ves, no son las 8 de la mañana, y acá me tenés frente a la pc, pensándote.CARTA
(Escrita por nuestro amigo Norberto López)No me preguntes porqué tengo cierto grado de angustia por la conversación de anoche y tu justo reclamo por no haber intentado yo, mejorar mi brillo; tal vez porque el óxido lo opacó en otra ventana.
Te estoy escribiendo porque me importas mucho, porque aunque hace poquito que nos escribimos, ya aprendí a compartir tus logros y tus decepciones. Tal vez sea un tonto melancólico que trata de explicar lo inexplicable desde el rincón más remoto de mi desmemoria.
Pero al fin, soy "esto" que vos lees y no me puedo transformar. A veces me gustaría escribir las palabras más bonitas para deslumbrarte, con la sana intención que a tu espíritu eleve; pero a veces me quedo esperando el final de una canción que nunca llega.
Ya ves amiga, que tu amigo Beto es un tipo de lo más común, que comete errores y que un explicito "te amo, de amistad", lo hace correr asustado en estos caminos que la magia del chat nos pone adelante.
Apenas tengo el contorno de las facciones de tu cara, tu cuerpo no lo conozco; no me importa si tenés kilos de más o de menos. Tu valor es estar ahí, de ese lado de la pantalla, para que yo pueda contar con vos, con lo que llevas dentro. Vivimos tan cerca que el "conocernos las caras" pasó a segundo plano; he aprendido que cuando siento que ya no tengo nada para dar, puede aparecer tu "abrazo de oso". Estas pequeñas líneas llenas de humildad, no están vestidas de "Borges ni de Neruda" como seguramente las merecerías; pero tienen el gris de mis colores más genuinos, como mi segunda piel.
No te preocupes amiga, solo necesitaba comunicarme con esta carta, por la bohemia que me conocés; porque de otro modo, no soy... ni eres. Porque tan cerca siento tu mano sobre mi pecho, como tan cerca se cierran tus ojos con mi sueño.
Gracias por estar. Debía decírtelo, y no supe hacerlo de otra forma que escribiéndote bien temprano.
Beto noviembre de 2000.