CARMELITA Y DON PATRICIO
(Escrito por nuestro amigo Eduardo Peña Pérez)
En una lejana aldea donde el sol brillaba en todo su resplandor y la lluvia al hacerse presente deleitaba con su refrescante rocio los campos verdes, para que en acto seguido el arco iris cruce el cielo trasmitiendo paz y armonía a los habitantes de la localidad; vivía en ese lugar, un Viejo avaro llamado Patricio, quien contrarrestaba con la quietud del entorno.El Viejo avaro vivía a las orillas de la localidad, precisamente porque pensaba que alguien pudiera robarlo de su fortuna, la cual había creado por el abuso que ejercía hacia algunos indefensos pobladores que en circunstancias adversas solicitaron su ayuda, y éste aprovechándose de su posición requería la devolución de la ayuda prestada mediante el pago triplicado o en ocasiones hasta diez veces más sobre lo prestado, esta situación ocasionaba que los deudores no pudieran hacer frente a lo requerido y eran despojados de sus bienes y propiedades, y con ello, tener que dejar la aldea.
En una ocasión Don Patricio como era llamado, llevaba a cabo su recorrido de cobro por la aldea y al llegar a la choza donde vivía Carmelita, hija de una de las familias más humildes de la aldea y que su Padre se encontraba severamente enfermo, así como su Madre agobiada por los duros trabajos realizados a través de los años para poder hacer frente a los pagos exagerados de Don Patricio, que en dicha ocasión no logró reunir el monto exigido, por lo que Don Patricio aprovechándose una vez más de las circunstancias como era su costumbre, fijó como pago quedarse con Carmelita para llevársela consigo y ponerla a trabajar como servidumbre en su propiedad.
La Madre de Carmelita suplicó a Don Patricio que fuera ella a quien tomara como servidumbre y que permitiera a su hija no crecer siendo una sirvienta, sin embargo Don Patricio declinó y se llevó a Carmelita.
Al paso de los días Carmelita, muy firme en hacer frente a la obligación impuesta por Don Patricio, cumplía con los trabajos agotadores que en prolongadas jornadas realizaba. Pero, sucedió el día en que Don Patricio al encontrarse encerrado en la bodega donde resguardaba sus cuantiosos bienes, mismos que en cantidad no permitían espacio alguno para guardar cualquier otro objeto; entonces al mover una de las valijas, como avalancha se vinieron abajo muebles, alhajas y demás cosas sobre la humanidad del Viejo avaro, quedando atrapado y sin ninguna esperanza de poder escapar por si solo; pero debido al ruido provocado por la caída del Viejo, Carmelita corrió en su auxilio y poco a poco con sus diminutas fuerzas lo fue liberando hasta quedar completamente fuera de peligro.
Don Patricio quedó severamente lastimado con unos cuantos huesos rotos e imposibilitado para poder caminar. Durante su alivio Carmelita con la humildad que la caracterizaba curó de sus heridas y lo alimentó.
Durante ese tiempo el Viejo avaro reflexionó sobre su actitud que ejercía hacia los demás, ya que al encontrase atrapado bajo su inmensa fortuna consideró que bien pudo haber sido abandonado y dejado a su suerte por Carmelita, y así quedar sin esperanza de poder sobrevivir; sin embargo, fue ayudado y hasta cierto punto protegido por Ella, porque la niña nunca divulgó lo ocurrido, pues al hacerlo y encontrarse Don Patricio en condiciones indefensas sería presa fácil de los ladrones de otras aldeas.
Cuando Don Patricio mejoró, y después de haber tenido tanto tiempo de reflexión decidió ser otra persona y ayudar a sus semejantes, porque bien es cierto que se dio cuenta que de nada vale aprovecharse de las circunstancias de las personas, porque en cualquier momento todos pueden necesitar ayuda de los demás, sin que éstos pidan algo a cambio.
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