Al nacer mi hija, el pediatra detectó que su cadera estaba luxada.NO CREO EN DIOS
(Escrito por nuestro amigo Gustavo Mora Ortiz)A los dos años mi hija levaba ya cuatro cirugías para la reconstrucción de su cadera.
A los tres años Montse (mi hija), ingresó al hospital con paro respiratorio por bronco aspiración y edema cerebral por cuadro combulsivo.
Estuvo 16 horas en terapia intensiva del Hospital Infantil conectada a un respirador artificial. Gracias a la gran sabiduría del doctor Luis Mario Villafaña, mi hija se recuperó sin ninguna secuela.
En agosto de 2002 mi mujer, mis 2 hijos y yo regresábamos de Tlaxcala y por un accidente que se presentó adelante de nuestro auto en la autopista, también nosotros colisionamos. El seguro determinó pérdida total de nuestro carro, pero a nosotros no nos pasó nada en realidad. Un matrimonio muy generoso llevó a mi mujer e hijos a un hospital de la ciudad de México.
El accidente se registró en una zona muy fría por lo que mi hijo Juan Pablo, que entonces tenía 3 meses de edad acabó en el hospital 2 semanas después con una neumonía leve.
Hoy, mis dos hijos han crecido muy bien. Montse puede correr sin molestias en su cadera, y sin problemas de tipo neurológico y Juan Pablo es un auténtico diablillo de casi 2 años.
Digo que no creo en Dios porque lo que siento por él es más que una creencia, es una certeza. Si él no hubiese estado conmigo en cada momento, yo estaría relatando quizás otra historia.
No creo en Dios, ESTOY SEGURO DE QUE EXISTE y lo mejor es que está de mi lado. También puede estar del tuyo, solo búscalo y él aparecerá de inmediato. Gracias, Dios mío.
Lo anteriormente relatado, todo fue real.