En la sección clasificada de un bastante importante periódico metropolitano,INVIERTA EN EL AMOR
(aportación de nuestro amigo Sergio Oyervides)
apareció el siguiente anuncio:Se vende, un esposo de cincuenta y dos años. Nunca recuerda los aniversarios,
cumpleaños o fechas especiales. Rara vez toma la mano, abraza, besa, o dice:
"Te amo". Rara vez es amable y tierno. Barato. Dos centavos. LLame al 555-7831.
Nos arreglamos con el precio.Amar a Jesús, su pareja, sus hijos, o a su prójimo como a sí mismo requiere de
una gran inversión personal. Aquéllos que invierten poco recibirán grandes
beneficios.Las Escríturas nos enseñan que debemos amarnos los unos a los otros con la misma
generosidad con la que Cristo amó a la iglesia."Este es un misterio profundo, pero estoy hablando sobre Cristo y la iglesia. Sin
embargo, cada uno de nosotros debe también amar a su esposa como se ama a
sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido" ( Efesios 5,32-33 )Sea amor de marido o esposa, hijo o amigo, cuando Jesús se encuentra en el
medio de una relación, ésta será inapreciable.LAZOS FAMILIARES
Cuando la Madre Teresa recibió su Premio Nobel de la Paz, le preguntaron:
"¿Qué podemos hacer para ayudar a promover la paz mundial?""Vayan a casa y amen a su familia" fue su respuesta.
Pablo escribe y nos dice:
Esposas, estad sujetas a vuestros maridos, como al Señor. ( Ef. 5,22 )
Continúa diciendo:
Esposos, amad a vuestras esposas, de la misma manera en la que Cristo amó a la
iglesia y se entregó por ella. ( Ef. 5,25 )Y luego dice:
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque eso es lo correcto ( Ef. 6,1 )
Dios nos está llamando a los fuertes lazos familiares. La fe en Dios, arraiga en la vida
familiar, ha sido la fuente del éxito y la vitalidad estadounidense. Mientras vemos a
Estados Unidos de América debatirse, queda claro que en la actualidad faltan esa
integridad, esa fe, esa productividad, ese respeto y esa bondad. Estas son cualidades
que el Espíritu Santo produce en nuestras familias.Vayamos a casa y amemos a nuestras familias, porque amamos al Señor. La paz
mundial y la seguridad nacional comienzan con nuestro cuidado e interés en nuestras
familias.