Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca deEL BORDADO DE DIOS
(aportación de nuestra amiga Sonia López)
ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba
bordando.Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde
estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto
de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía: "Hijo, ve afuera a
jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te
dejaré verlo desde mi posición".Me preguntaba porqué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y porqué me
parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos minutos más tarde
escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo."
Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el
bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso.Entonces mi mamá me decía: "Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado,
pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba
siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo."Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho: "Padre, ¿qué
estás haciendo?El responde: "Estoy bordando tu vida."
Entonces yo le replico: "Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan
oscuros, ¿porqué no son más brillantes?"El Padre parecía decirme: "Mi niño, ocúpate de tu trabajo haciendo el mío y un día te
traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición.
Entonces entenderás..."