" DIOS VIAJA CONMIGO " Es una expresión real que relato para conocimiento de mis amigos y para mis lectores. Fué y es verdadera sensación que me hace entrar en nirvana. Nelly Antokoletz.DIOS VIAJA CONMIGO
(Escrito potAportación de nuestra amiga Nelly Antokoletz)Extendí mi mano derecha hacia el asiento en el que debe viajar el acompañante. Otra vez, El estaba conmigo. Puse la diestra con la palma hacia abajo y sentí, de inmediato, que “algo” me apretaba suavemente y ese apretón produjo una sensación de calor intenso en mi mano, señal imposible de que ocurriera, pues estaba viajando sola.
“El” estaba a mi lado, protegiéndome. Y ahí empecé a sentirme como en estado de nirvana. Era libre, liberada de todo lo mundano y apreciaba Su presencia, que me alentaba. Se produjo en mí una conmoción extraña , imposible de explicación alguna.
Yo sabía que Dios estaba a mi lado, dándome fuerzas y seguridad. Volví a llevar mi mano hacia la etérea figura y… nuevamente, el roce de algo que la acariciaba suavemente a la mano que ardía en calor.
Seguí el rumbo a mediana velocidad, como siempre, hacia la ciudad de Villa Carlos Paz, en donde vivo, y entonces… hablé con El: “Gracias por acompañarme y protegerme, gracias por estar conmigo, gracias por cuidarme”. Porque dentro de mi existía la seguridad de que nada malo podría pasarme mientras estuviera custodiada por mi amigo, Dios.
Esto que relato lo he vivido varias veces y siempre ocurre, cuando estoy conduciendo mi coche nada menos que acompañada por Dios!
Y he ido comprobando que en muchas ocasiones en que existía peligro, El ha sido el que me daba la posibilidad de seguir en esta vida.
Pareciera que me llena el alma de una mística que no puedo relatar, y no se si esto es algo común en el ser humano. Dios me acompaña, se “sienta” a mi lado, suaviza mis tristezas y me ofrece Su benevolencia.
Sueño, sueño raro el saber que no estoy sola; El se presenta en momentos de extraordinaria necesidad, y toma mi mano… !Y puedo percibir su NO físico, pero si su enorme auspicio moral.
Acelero un poco mas, continuando mi viaje. Pasan como en película los paisajes, la ruta iluminada y yo, que conduzco mi R 18, estoy feliz por que tengo como pasajero a Dios. Siento la sensación extraña de no temer a la muerte. Me dice, sin palabras, que lo que vendrá será sensación tan distinta a todo lo vivido hasta ahora.
Después de saber que Dios no está ausente, los precipicios, los accidentes mortales, los disgustos, no significan tanto como para que incidan sobre el comportamiento humano.
Sensación de estar más allá de lo corriente, volando sobre todo lo previsible. Dios me acompaña, estoy entera, completa.
Detengo la marcha y miro hacia el asiento del acompañante, tímidamente: el asiento de Dios, y vienen a mi memoria preguntas, y dudas…llevo nuevamente mi mano hacia la derecha, palma abajo y sí! Vuelvo a sentir ese calor divino que se va convirtiendo en fuego.
Sostengo mi mano derecha sobre mi pecho y me produce la certeza de que el Ser que ha velado por mi, está aún conmigo.
“El” estuvo a mi lado, viajó conmigo, pero si perdiera la vida en el trayecto,, segura estoy de que cuidaría mi paso a la eternidad que será, seguramente, dulce, suave, tranquilo y feliz.
Dios viaja conmigo, a mi lado, no necesito pensar en nada. Es un estado natural por el cual los humanos dejamos este mundo. Yo no voy a ir sola: Dios está conmigo. Y me acompaña.
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