Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar:ASAMBLEA EN LA CARPINTERIA
(Aportación de nuestra amiga Itzel Gooding)¿La Causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además,se pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que habia que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque,el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de
la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre teniá fricciones con los demás.Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo juego de ajedrez. Cuando la carpintería´quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en una empresa, iglesia, barrio, escuela e inclusive en tu propio hogar las personas buscan a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa.
En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás es cuando florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
Moraleja: Todos somos valiosos, no importando cual sea tu dón o tu profesión, sigue adelante TU ERES VALIOSO DIOS TE BENDIGA.
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